Cuando la memoria se mezcla en un solo fotograma
Hay fotografías que capturan el instante. Y hay otras que lo desordenan, lo mezclan y lo convierten en fragmentos de memoria. Blended Exposures, del fotógrafo Michael Turek, pertenece a esta segunda categoría: Imágenes que no buscan claridad, sino sugerir cómo recordamos el mundo, incompleto, superpuesto y a veces contradictorio.


¿En qué consiste el proyecto?
Todas las dobles exposiciones de esta serie fueron realizadas dentro de la cámara, sin manipulación digital, usando una Leica M3 de 1962. El resultado son fotogramas divididos: Una mitad pertenece a una escena, la otra, a otra completamente distinta. No son dobles exposiciones tradicionales donde una imagen se superpone a otra, sino dos momentos separados que coexisten en el mismo negativo, chocando justo en el centro.


El proceso: Precisión, azar y paciencia
Michael Turek utiliza una técnica tan simple como arriesgada:
- Cubre la mitad del lente con cinta.
- Dispara todo el rollo, registrando solo un lado de cada fotograma.
- Rebobina la película sin guardarla completamente en el carrete.
- Carga de nuevo el mismo rollo, alineándolo exactamente en los mismos orificios de arrastre.
- Cubre ahora la otra mitad del lente y vuelve a disparar todo el rollo.
El resultado es impredecible: Dos lugares o dos momentos que pudieron haber ocurrido con días, semanas o incluso meses de diferencia, compartiendo un solo cuadro.


Lo más interesante del proyecto no es solo su método, sino lo que provoca en quien lo observa. Estas imágenes funcionan como la memoria: Fragmentaria, imprecisa, poética. No siguen una línea de tiempo lógica, sino una emocional. Dos escenas no relacionadas se encuentran en el mismo espacio, creando historias nuevas y sugeridas.


Más que técnica...
En lugar de buscar la perfección, Turek abraza el accidente. Su trabajo nos recuerda que la fotografía también puede ser intuición, juego y error.
Blended Exposures no intenta documentar la realidad, sino cómo se siente recordarla.

